Bringing up Baby literalmente significa: Criando a la nena/al nene (resulta que uno de los protagonistas de este largometraje es un leopardo que todos llaman Baby). En España, la cinta recibió el título con doble sentido: La fiera de mi niña (la joven y alocada protagonista tiene a su cargo nada más y nada menos que a ese leopardo). Esta comedia chiflada (que los anglosajones llaman screwball comedy) es una de las grandes obras de arte del cine. Lo curioso es que en el momento de su estreno no funcionó nada bien, ni para público ni para los críticos. Parece ser que era demasiado moderna para su tiempo, pero leyendo críticas de periódicos de esa época he podido comprobar que se la acusaba de usar gags bastante gastados en la época del cine mudo; lo que, en realidad, no era más que un homenaje a la gloriosa era del cine cómico mudo (aquella de unas décadas antes de este estreno) que tanto ayudó a superar las tristezas que había dejado la Primera Guerra Mundial en medio mundo. El largometraje fue dirigido por Howard Hawks, un genio en toda regla (Scarface, el terror del hampa, 1932; Luna nueva, 1940; Bola de fuego, 1941; Tener y no tener, 1944; Río rojo, 1948; Río Bravo, 1959; la lista de sus clásicos es interminable). Hawks dirigía con maestría un thriller lo mismo que una comedia o un western. Logró superar el descalabro en taquilla de La fiera de mi niña al año siguiente con un drama de acción: Sólo los ángeles tienen alas (1939). El guión de esta comedia que tratamos hoy es de Dudley Nichols y Hagar Wilde, basándose en una historia del mismo Hagar Wilde. La fotografía estuvo a cargo de Russell Metty, un profesional de largo recorrido (Sed de mal, 1958; Espartaco, 1960), sobre el que creo recordar que se dijo que iluminaba las secuencias de Bringing up Baby como si se tratara de una historia de miedo, y es que, realmente, el personaje interpretado por Cary Grant (David Huxley) lo pasa mal buscando lo que más quería en la vida: una clavícula intercostal que pertenece a un brontosaurio y que un chucho ha escondido en algún sitio; esto todo mientras sufre las aventuras a las que se ve abocado por culpa de la alegre Susan Vance (Katharine Hepburn), que, casualmente, es la sobrina del hombre que tiene que donar una fortuna al museo donde él trabaja. Completan el reparto unos acertados y estupendos secundarios: Charles Ruggles, Walter Catlett, Barry Fitzgerald y May Robson, entre otros. Esta fue una producción de la RKO Radio Pictures y tiene unos 102 minutos de duración.
En los momentos en que se mostraba al felino enfadado o hubo que realizar una escena en que se tiraba de la cuerda a la que estaba amarrada la fiera se tuvieron que usar montajes con curiosos trucos para esquivar los accidentes que pudiera traer esto a las dos grandes estrellas (un cristal que los separa o la superposición de una secuencia en la que no son ellos los que están tirando del leopardo).
Minutos antes de este momento de arriba, Cary Grant había dicho en el original la palabra gay con el significado de homosexual; era la primera vez que alguien lo hacía en la gran pantalla. Los amigos de la lengua inglesa saben que ese vocablo se suele usar para hablar de alguien alegre de cascos o simplemente de una persona jovial y festiva. Después de que los dos protagonistas tuvieran un pequeño accidente con su coche contra un camión que transportaba gallinas (iba el leopardo con ellos), David termina en la casa de campo de ella, se ducha, pero Susan manda a lavar las ropas de él, por eso tiene que ponerse ese camisón tan femenino con el que le vemos.
Al hablar de Bringing up baby es casi obligado señalar la última escena del filme en que, de una manera simbólica, vemos desmoronarse el mundo del paleontólogo David Huxley a causa de la entrada en él de la alegre Susan Vance. ¿Todavía no has visto esta película?
_________________________________________________________________
Zona de anuncios
_________________________________________________________________
No hay comentarios:
Publicar un comentario